Miradas - Dinastía Joseon

Este jueves escribiremos de miradas: ya sean cautivadoras, reflexivas, insultantes, desafiantes, algunas con mensaje otras desapercibidas. 


El sol centelleante le hizó abrir los ojos lentamente, se sentía aturdida. Un suave murmullo de agua llegó a sus oídos. Asustada, se incorporó de inmediato, vio a su alrededor y, para sorpresa estaba cerca de un enorme río rodeado de plantas silvestres.

No quiso detenerse, decidió explorar y caminó por las entrañas de un bosque espectacular, que parecía de cuento de hadas, hasta llegar a un precioso lago de aguas cristalinas. Las nubes azuladas y purpúreas envueltas en la luz del sol, acariciaron su piel nacarada. Se paró en la orilla unos instantes y, de presto se quitó las sandalias y el vestido. Algo dentro de ella la obligaba a introducirse en el agua, era como si un susurro la llamase.

Totalmente desnuda avanzó. De pronto vio algo que brillaba cerca de ella y, asustada trato de salirse, pero algo le sujetó por los pies. Ella comenzó a patalear y a gritar para soltarse. La figura de un hombre joven de frías y suaves manos la devolvió a la superficie.

Al ver su desnudez, se quitó la capa y la envolvió con ella. Abochornada, comenzó a vestirse rápidamente. Luego, se miraron mutuamente, largo en silencio, él con sus ojos afilados como una espada, subían y bajaban observando la extraña ropa de su cuerpo.

Los pantaloncitos cortos, y el top sin manga ceñido a su figura, no parecieron ser de su agrado. Ella al verlo pensó que estaba disfrazado de halloween. Después lo pensó dos veces, al ver al joven con la mirada imperturbable, desconcertada y, apuntando su espada a su  corazón dijo:

- ¿Quién eres? ¿Por qué estas vestida así? -

Sintió que la lengua se le había paralizado, no hacía más que respirar agitadamente del miedo. Sin embargo, con la mirada atónita, admiro el porte y la elegancia con que vestía la túnica de mangas anchas. Y su negro cabello recogido en un moño que, lo cubría un sombrero negro decorado con un curioso emblema, una pluma de ave con tirante de cuentas.

Su mirada se perdió en la inmensidad de aquellos ojos color de miel, pero al sentir, la punzante espada sobre su pecho, aterrada reaccionó y dijo:

- Mi nombre es Cress... estoy vestida así porque... porque... - estaba muy nerviosa y no sabía qué responder. Al verla dubitativa, su rostro enseguida demostró más confusión, pero no tanto como debería tener la de ella.

- !Vamos camina! - espetó. Ella no pudo controlar el terror, pensó que se iba a desvanecer, y así sucedió.



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