Olvidar - Sonata del olvido

Este jueves: escribir una historia sobre los olvidos de la memoria, sea de cualquier motivo, razón o circunstancia. 


Ashanti se recostó en el diván y cerró los ojos. El doctor Steven le dijo que relajará cada parte de su cuerpo y dejará que la tensión fluyera hacia los pies. Así, dio por iniciada la terapia de rutina a su atractiva paciente. Una mujer con impulsos agresivos que padecía de amnesia, y ocultaba una oscura historia detrás de sus recuerdos olvidados.

- Quiero que visualices, e imagines estar flotando en un parapente. Que una brisa suave y tibia acaricia tu rostro. Ahora voy a contar del 10 al 1 y a medida que cuente hacia atrás comenzarás a descender sobre la gran planicie.
10.., 9.., 8… -

La paciente lo miró fijamente con dureza y sin pestañear, ignorando las palabras del galeno. El psiquiatra tenía más de siete sesiones, en las que, había logrado penetrar lejos más allá de su memoria episódica. Pero antes que finalizara la terapia, ella descubrió a través de una serie de flashbacks, su verdadera identidad, la cual, de una manera insólita logró ocultar sin que él lo sospechara.
- Cuando llegue al 1, encontrarás un vergel donde mana una fuente de agua cristalina, acércate y observa tu rostro en su transparencia.

7.., 6.., 5.., 4... -

Repentinamente, Ashanti se incorporó del diván y se fue al otro extremo de la habitación. En su rostro se reveló la presencia de una maldad cruel y mortífera.  

- ¿Eh..., qué haces? !Por favor, no interrumpas la sesión! - le dijo, quitándose las gafas de lectura.

Ella se dio media vuelta para verlo de frente, con aquellos recuerdos y sensaciones instalados en su rostro frío, falto de compasión, de personalidad psicopática.

- Gracias por recuperar la memoria de aquella identidad en el olvido. - replicó, mientras se acercaba con aspecto aterrador para asombro y desconcierto de su médico.

Aquella tarde en los albores del verano, estaba destinada a ser la más fatídica entre todas las tardes. En cuestión de segundos el suelo quedó cubierto de órganos, litros de sangre, y porciones de piel procedentes del nuevo psiquiatra francés que, con gran perseverancia había trabajado en su caso.

- 3.., 2.., 1… - finalizó Ashanti - con  una oscura sonrisa de significado inexpresable que jugueteó en su siniestro semblante.

Después, salió a la calle y se perdió tras el ocaso grisáceo silbando la dulce sonata del olvido.



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